Los manuscritos ponen en evidencia un aspecto de la vida del gran físico inglés que muchos desconocen: Newton era sumamente religioso, al punto tal que pasó 55 años intentando decodificar la Biblia, en la que suponía que se encontraban las leyes divinas del Universo.
Esto dio sus frutos: calcular la fecha exacta en que ocurriría el Armagedón, es decir, la última batalla global que acarrearía plagas, guerras, el retorno de Cristo y el fin del tiempo, seguido por un período de 1.000 años en los que los santos reinarían sobre la Tierra.
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